Disruptores endocrinos en cosmética alteran las hormonas

Qué son y por qué es importante conocerlos

En los últimos años, ha aumentado considerablemente la investigación sobre los disruptores endocrinos (DEs) u hormonales. Son sustancias químicas que pueden alterar nuestras hormonas, interfiriendo con funciones clave del cuerpo como el crecimiento, la reproducción o el metabolismo. Aunque están en muchos productos comunes, su impacto en la salud puede ser silencioso, pero profundo.

Su exposición puede producirse por la actividad industrial, el consumo de alimentos y agua contaminados, y también por el uso cotidiano de productos de cuidado personal como cosméticos y perfumes. Es importante conocerlos, saber de dónde vienen y aprender a detectarlos en los cosméticos para poder evitarlos.

¿Por qué nos deberían de preocupar los disruptores endocrinos?

Nuestro cuerpo funciona a través de hormonas: mensajeros químicos que regulan funciones esenciales como el crecimiento, el metabolismo, la reproducción o el sueño. Los disruptores endocrinos tienen la capacidad de imitar o bloquear el comportamiento natural de estas hormonas, lo que podría alterar el funcionamiento del sistema endocrino y generar desequilibrios a nivel sistémico. En algunos casos, podrían causar enfermedades relacionadas con la salud reproductiva femenina y masculina, cáncer de mama o de próstata, infertilidad, trastornos metabólicos como obesidad, diabetes o enfermedades neurológicas.

Según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), un DE es "cualquier sustancia externa que interfiera con la síntesis, secreción, transporte, acción o eliminación de hormonas naturales, responsables de mantener la homeostasis, la reproducción, el desarrollo y/o el comportamiento".

¿Dónde se encuentran?

Los DEs están presentes en plásticos, pesticidas, muebles, textiles, utensilios de cocina y en cosméticos de uso diario. Algunos de ellos pueden atravesar la piel y, dependiendo de su estructura, incluso llegar al torrente sanguíneo o atravesar la placenta.

¿Cuáles son los más comunes en cosméticos?

  • Triclosán: Se utilizaba como antimicrobiano en jabones, pastas dentales y desodorantes. La FDA lo prohibió en jabones antibacteriales de venta libre en 2016, al no demostrarse superioridad frente al lavado tradicional y por potenciales efectos en el sistema hormonal (FDA, 2016).
  • Ftalatos: Usados como disolventes en fragancias. Algunos estudios los han relacionado con alteraciones hormonales, infertilidad y disrupción del metabolismo lipídico (Meeker et al., 2009).
  • Benzofenonas (como oxybenzone): Comúnmente presentes en protectores solares y maquillaje con filtro UV. Estudios indican que pueden tener actividad estrogénica y afectar la función tiroidea (Krause et al., 2012).

Otros ingredientes controvertidos

Si bien no están clasificados como disruptores endocrinos, algunos liberadores de formaldehído también están bajo revisión por su potencial toxicidad crónica y efectos irritantes:

  • DMDM Hidantoína
  • Diazolidinil urea
  • Imidazolidinil urea
  • 2-Bromo-2-nitropropano-1,3-diol

Estos compuestos pueden provocar reacciones alérgicas y han sido progresivamente eliminados en formulaciones de marcas que priorizan la biocompatibilidad.

¿Cómo evitar la exposición a los disruptores endocrinos?

Es posible evadirlos, pero no evitarlos al 100% porque se encuentran incluso en el aire. Aquí te dejamos algunas recomendaciones:

  • Evitar calentar la comida en recipientes de plástico. Puedes sustituirlas por otras de vidrio o cerámica.
  • Ventilar y limpiar el polvo de espacios interiores.
  • Utilizar sartenes y ollas de cerámica, hierro fundido o acero inoxidable que no contengan revestimiento antiadherente.
  • Usar botellas de acero inoxidable o de vidrio.
  • Evitar los cosméticos que contienen estos componentes (optar por los libres de benzofenonas, triclosán y ftalatos).
  • Reducir la ingesta de comida procesada y enlatada.
  • Comprar fruta y verdura ecológica y de proximidad, y lavarla muy bien.

En CELIV desarrollamos fórmulas biocompatibles, es decir, con componentes que funcionan en armonía con la piel. Sin disruptores endocrinos, alcohol, siliconas, fragancias, perfumes, derivados de petróleo, entre otros. Ningún componente que pudiese alterar la barrera cutánea. Priorizamos activos funcionales con respaldo científico, seguros para el organismo y en armonía con la fisiología de la piel.

Sabemos que muchas decisiones de compra están influenciadas por mensajes de marketing, por eso promovemos una cosmética informada y consciente.

 

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